domingo, 18 de septiembre de 2011

No mirar atrás.




Como un fénix que renace de sus cenizas, me verás nacer,
fuerte, nueva y feliz.
Sobre todo feliz.
Me quemé, así como se quema el ave,
al momento de su muerte.
Las llamas, se llevaron la tristeza y el dolor.
Las cenizas se las llevo el viento.
Ya nada queda de esos recuerdos.
Solo existe, la esperanza de un nuevo comienzo.

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Tenés que saber.

Tenés que saber que me haces falta, que los días se van lentos cuando no aparecés en ellos, que el café no sabe a nada y que las risas ajena...