La falsedad de los abrazos.
El vacio de los "Te quiero"
Te necesitaba. Y te fuiste.
Huiste.
Corriste lo mas rápido que pudiste.
Mi luz, mi estrella. Mi todo.
Ya no hay nada.
No hay lágrimas, no hay risas.
Simplemente, nada.
Ese día, el día que desapareciste, volví a sentir la piedra ahí, en la boca del estómago, dónde dice mi amiga Andrea que está el plexo solar...
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