viernes, 9 de noviembre de 2012

Un adios, un hasta pronto.

En tus ojos brillaron dos lágrimas.
¿Sabes mi nombre? Lo dudo.
El viento parece susurrar el tuyo.
Ya tu mente no me reconoce.
Un llanto, una canción para vos.
Un sentimiento, una amargura.
Sin dejar de amarte, sin sentirte.
¿Donde estan tus ojos?
Aquellos ojos verdes en los que yo era huesped.
¿Donde están tus labios?
El perfume con fuego que en ellos era mío.
Déjame verte, déjame tocarte,
con un dulce suspiro al oído,
que flotando en el cielo sea sentido.
Ese suspirar que dice
"Te amo, te necesito, no puedo estar sin vos".
Déjame verte y yo te dejare amarme.
Amor, es culpa mía...
No te puedo perder,
¿Porque tuvo que suceder?
Tus ojos ya no brillan y no te puedo ver.

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Ojalá me hubieses visto, pero vos no estabas.

Ese día, el día que desapareciste, volví a sentir la piedra ahí, en la boca del estómago, dónde dice mi amiga Andrea que está el plexo solar...