lunes, 31 de enero de 2011

Catorcedeenerodedosmildiez

Mientras me hablabas.
Y yo te miraba.
Se detuvo el tiempo en un instante.
El amor me llamaba y yo le obedecía.
Mientras me susurrabas palabras al oído.
Y yo te amaba con locura.
Se alzaron los sentimientos. Aquellos que yo tenía ocultos.
Mandó tu voz. Una sola palabra tuya, para saber que me amabas.
El cielo que hizo visible en tus ojos. El paraíso perfecto.
Y yo pronuncié el querer en tus labios.

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Ojalá me hubieses visto, pero vos no estabas.

Ese día, el día que desapareciste, volví a sentir la piedra ahí, en la boca del estómago, dónde dice mi amiga Andrea que está el plexo solar...