miércoles, 19 de diciembre de 2012

Un amor para siempre


Sentada en el bar aquella lluviosa tarde de diciembre
y mientras revolvía con el dedo, los hielos de su vaso de Wisky doble,
recordaba la locura de esos meses pasados.
Esos días de felicidad y tristeza, la muerte de su padre, su corazón destrozado.
Afuera, las gotas de lluvia golpeaban fuertemente el cristal y cada gota, era un recuerdo.
La primera vez que lo vió, en sus ojos brilló esa chispa y sin dudarlo dijo "Ese es mi amor".
No podía explicarlo, ni tampoco podía decir como lo sabía.
Pero era así, estaba escrito…Su amor para toda la vida.
Todo esto le resultaba tan extraño, su carácter para las relaciones era un tanto especial. Pero nada le importó, porque él era su amor y ella estaba segura de aquello. Se veía tan feliz, tan compañera con él, tan para siempre.
Y de repente un día y sin previo aviso todo se quebró…El ya no sabía si la amaba y al castillo de arena se lo había llevado el mar. 
Sin dar muchas explicaciones él se marcho, sin dejar en aquella despedida la promesa de que alguna vez volvería.
Convencida de que él tan solo había perdido el rumbo, conservaba aun los recuerdos de aquellos días felices.
Las imágenes centelleaban en su mente, pero no podía visualizar ya nada específico.
Le producía demasiado dolor recordar y el efecto del alcohol no ayudaba mucho.
Algo si tenía en claro, todo aquello la había hecho mas fuerte.
Conocía sus propios límites, el punto de quiebre y lo que era capaz de dar.
Cuando quiso acordar, sólo el hielo bastante consumido se hallaba en el vaso.
La campanilla de la puerta suena, anunciando seguramente la entrada de otra alma
buscando refugio en algún trago.
Pagando a cuestas, y tambaléandose con mucha dificultad, emprendió el viaje a casa. El frío de la noche la consolaba, e invitaba a ser partícipe de la melancolía.
Abriendo con dificultad la puerta de su casa, miró hacia el cielo y la luna brillaba con todo su esplendor…No importa donde estuviesen y cuan lejos se encontraran, la luna siempre sería la misma. Su amor siempre sería el mismo.
Bajó la mirada hacia el final de la calle, su corazón se lo decía, ella sabía que el volvería.




Para mi Mostra linda, para que conserves la esperanza, es lo último que se pierde.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Realidad soñada.


Soñando despierta.
Los colores se distorcionan, 
los azules se vuelven verdes.
Y los rojos traen desgracias y no pasiones.
Nada de lo que veo esta definido.
Me paro, no se donde estoy.
Se que te busco incansablemente.
El callejón, no tiene salida.
Grito tu nombre.
La neblina no me deja distinguir por donde voy.
Mi alma te aclama con desesperación. 
Pero mi razón ni siquiera sabe si sos real.
Humedad. Liquido. Miro mi mano.
Una gota brillante rueda por ella.
Comienza a llover.
Un ruido detrás de mi. Siento miedo, y yo solo te busco en la oscuridad.
Algo toca mi hombro, me sobresalto y giro sobre mi misma.
Tus labios sobre los mios. La calidez en el frío.
La luz en la oscuridad.
"Todo va a estar bien" me dijiste.
Abro los ojos, la soledad de mi habitación. Ya no estabas allí.

lunes, 19 de noviembre de 2012

El ciclo de la vida.

Salí de mi casa con paso apurado,
iba a algún lugar, pero no sabía dónde.
Escuchaba el sonido de mis pasos desorientados;
caminar sin rumbo ya se me había hecho costumbre.

A medida que dejaba cuadras y calles atrás,
el ritmo de mis pisadas iba retardándose,
y me devolvían un leve eco,
que me hacía notar lo sola y desierta que estaba la cuidad...

El viento fumaba mi cigarrillo a medias conmigo;
me entretenía mirando las irrepetibles figuras del
humo desgajándose en pleno vuelo...

Me encantaba sentir, por sobre todas las cosas,
el calor abrazador en mis dedos de la última pitada,
aunque eso significara, el final del cigarrillo...

Era entonces cuando me daba cuenta 
 que mi vida
estaba llena de finales, todo el día, todos los días,
que cada suspiro significaba un final, y que
estaba muriendo, irrebocablemente, a cada segundo...

Pasaban las horas. Yo seguía sumergida en
el mar de pensamientos de mi cabeza,
sin salir a flote en ningún momento para
saber dónde me guiaba mi caminata nocturna...

Después de todo, eso no importaba,
ni siquiera yo soy dueña de la patria potestad de
mi propia vida, ya que pertenece al destino,
o a algún Dios, si es que existe...

En el camino, ocasionalmente, me topaba con gente sin rostro,
y llegado el alba, ya comenzaban a pesarme los
párpados, como si mis pestañas estuvieran enchapadas en plomo...

Nunca entendía cómo, pero en el transcurso de
mi lapso inconsciente, volvía en mí,
reconociendo una puerta que me era muy familiar...
Una entrada o una salida dependiendo de cómo
se la mirase. Era mi casa. Siempre volvía por lo
mucho que caminara, por lo poco que conociera los
barrios. Porque el hombre siempre se va,
pero siempre, siempre vuelve para morir en sus raíces.
El final es donde partió.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Morir de amor

¿Quién dijo que realmente no
se puede morir por amor?
Cada año, miles de mujeres
mueren por amor.
Se entregan convencidas de
que eligieron al hombre perfecto,
al príncipe azul, al amor de sus vidas,
pero luego no todo es color de rosas.
Puertas para adentro el mundo es otro,
y ciertas noches se pone un poco turbio,
él llega enojado y con olor a ron barato,
y no hace falta tener intuición de mujer
para saber qe se viene la tormenta..
Entonces llueve adentro de la casa.
LLueve. Llueve sangre. Sangre en
las paredes. Sangre en el piso.
Sangre en la cama... y duele.
Duele sentir cómo el alma se
desprende de la carne tras los golpes.
Golpes al corazón, al corazón de
una mujer débil y estúpida que
permite los maltratos del animal qe
tiene como novio o marido.
Una mujer débil y estúpida que
no huye porqe siente los
dos sentimientos más fuertes qe
existen en el universo qe son
el amor y el miedo.
Se queda a su lado porque lo ama,
y no se va porque teme perder la vida
en el intento de escaparse y entonces
decide callar y disimular las heridas
hasta que cierto día se desangra y muere.
Muere en los brazos de la persona qe
juró amarla y respetarla en la salud y en
la enfermedad, en la riqeza y en la pobreza..
Muere, sí... Muere de amor.

Un adios, un hasta pronto.

En tus ojos brillaron dos lágrimas.
¿Sabes mi nombre? Lo dudo.
El viento parece susurrar el tuyo.
Ya tu mente no me reconoce.
Un llanto, una canción para vos.
Un sentimiento, una amargura.
Sin dejar de amarte, sin sentirte.
¿Donde estan tus ojos?
Aquellos ojos verdes en los que yo era huesped.
¿Donde están tus labios?
El perfume con fuego que en ellos era mío.
Déjame verte, déjame tocarte,
con un dulce suspiro al oído,
que flotando en el cielo sea sentido.
Ese suspirar que dice
"Te amo, te necesito, no puedo estar sin vos".
Déjame verte y yo te dejare amarme.
Amor, es culpa mía...
No te puedo perder,
¿Porque tuvo que suceder?
Tus ojos ya no brillan y no te puedo ver.

Vos-yo-ella

Me preguntaban que era lo que te había visto, y yo pensaba en lo errado de la pregunta. No te había visto. Me había visto. Me amé en vos. Me...