Ella
jugaba con su muñeca en el jardín, el timbre del recreo anunciaba que
era la hora del te con galletitas. Al sonar las 12 del mediodía él venía
a buscarla para emprender el viaje de regreso a casa.
Al día
siguiente, por la mañana, él la despertaba con un beso y ella con los
rulos todos despeinados le dedicaba una sonrisa de buenos días.
La
llevaba de la mano hasta la puerta grande de color verde, y la vigilaba
hasta que contenta se disponía a jugar con sus compañeros.
Y así transcurrían sus días, unidos, por un lazo muy fuerte.
Y hoy, ella ya no sabe, si es el recuerdo, o el recuerdo de un recuerdo
lo que va quedando en la memoria. Ya que de ese lazo, lo que solo queda
es eso, memoria.
jueves, 10 de julio de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Los fantasmas que siempre fuimos.
Tenía catorce años y el mundo todavía era un borrador. No sabía nada del amor, pero creía que ignorar un mensaje podía hacerme sentir más ...
-
Y esa noche algo había ocurrido. En su interior los sentimientos encontrados no la dejaban en paz. Tendría que decirselo, la verdad…to...
-
Esta vez, te escribo a vos. No hay rimas, no hay frases inconclusas. Solo pensamientos y sentimientos. Para decirte, lo mucho que te quiero....
-
Entonces llovía, y entonces el mundo había perdido total y completamente el sentido. Si a él no le importaba, por qué iba a importarme a mi?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario