Intento recordar nuestras promesas.
Debo decir que pude cumplir con algunas, y eso no es decir poco. Quisiera decir que seguí. Que vos te fuiste y yo seguí, pero no.
Me mirabas, fríamente te alejabas. Un agujero en mi interior se abrió.
Algo asi como un hoyo negro que absorve todo lo que toca.
No importa. Caígo, me levanto y vuelvo a caer.
Y duele. Cada vez que te nombran, cada vez que te recuerdo, se estremece mi agujero, se mueve dañando algo mas.
Pasa el tiempo y aunque no vamos a sanar por completo aprendemos a convivir, mi dolor y yo.
Volviste, una noche que creí había esperado toda mi vida.
Para que? Para recordarme que era momentáneo y que de nuevo te ibas.
Y yo accedí, sabiendo que la unica que lidiaba con el después era yo.
De nuevo dolió y llore.
Hoy no puedo mas. De tanto seguir, mi voluntad se gastó.
Supongo que me rindo al dolor, o nos mimetizamos tanto que ya no puedo distinguirlo.
Son estos momentos de solitario silencio en donde me doy cuenta cuanto te extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario