Amor que llegas
con la fuerza
arrolladora de la pasión,
en el ocaso de la vida.
Equivocándote los tiempos.
Me has robado la calma
la serenidad,
tan duramente ganadas.
Estoy acá
como adolescente
inquieta, intranquila,
midiendo las horas,
los días, las semanas.
Esperando siempre,
escuetas palabras bonitas,
de amor, de dulzura,
de ternura.
martes, 16 de julio de 2013
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