Te quiere pero tiene miedo, no se anima. Y podrían intentarlo, con miedo, igual. Pero no le sale. Y a vos te da bronca, por que tienen todo para que funcione, pero no va, che.
Con el amor se llega hasta la esquina. Te quisiste convencer de mil maneras que había que darle tiempo, que no sabia lo que quería pero que quizás al conocerte, iba a cambiar de opinión.
Quisiste ver si eso pasaba, pero no. Tampoco funciono el ponerte en modo acompañante espiritual, intentando comprender (en exceso) su historia, al justificarlo en todo eso que no podía, por su infancia complicada.
Te volviste a ilusionar con el "si nos queremos debería funcionar", pero caíste en la cuenta de que hay mil parejas que no se quieren y siguen juntos (por los hijos, las propiedades en común, la división de bienes, el que dirán o la comodidad que se yo) y otro puñado de personas que se aman, pero no pueden estar juntas.
No es tan sencillo esto del amor y del deseo, mal que les pese a los genios de la simplicidad.
Te quiere pero tiene miedo. No pretendas tener razón, por que de nada te va a servir.
El orgullo de "yo hice todo lo que estaba a mi alcance" te va a durar cinco minutos. Después viene la frustración, la bronca, el que hubiera pasado, los proyectos de viajes que te tuviste que meter en el orto.
Como decía William Falkner "Entre el dolor y la nada, prefiero el dolor". En un mundo en el que nadie quiere sentir nada (para no experimentar de vez en cuando el dolor de vivir), vos diste un paso hacia adelante. Y eso te lo saca nadie.