jueves, 31 de julio de 2025

The one

Ayer, hablaba con mi mejor amigo y me preguntó lo siguiente:

"Si pensás bien profundo. De dónde saldría eso del "the one". Y por qué no irías a puñaladas y mordiscos por eso." 

Y yo creo que hay un momento, justo antes del derrumbe, en el que creés que estás salvada.
Creés que encontraste a esa persona. No una más. No una que más o menos. La persona. Me gustaría completar la expresión con "the chosen one".
Esa con la que todo encaja sin que tengas que forzar nada.
Esa que te mira como si adivinara tus pensamientos antes de que los pienses. La que te hace sentir que el mundo, finalmente, encontró su eje.

Y ahí estás vos, repitiendo una idea que no inventaste pero que igual te tatuaste sin tinta: the chosen one.
El elegido. La elegida. El alma espejada. El refugio y la tormenta. Todo.

Pero un día, sin que lo veas venir, se rompe. Y no porque faltó amor. Sino porque sobró algo más:
Dudas. Miedos. O alguien que no eras vos. Y cuando te enterás, cuando lo escuchás, cuando lo sabés, hay algo adentro que se quiebra con ruido. Como si te arrancaran una versión futura que ya habías abrazado.
Y lo primero que sentís no es tristeza. Es rabia. De la que no se llora, se grita.

Porque si eso era the chosen one, ¿cómo se va tan fácil? ¿Cómo elige a otra? ¿Cómo no vuelve corriendo?

Ahí te ves a vos misma, en el reflejo de una dignidad que ya no estás tan segura de querer sostener (en lo personal no me queda ni un gramo).
Y te preguntás por qué no irías a puñaladas y mordiscos por eso. Por algo que sentiste eterno.
Por algo que sabías único. Por algo que, de algún modo, te prometieron sin decir palabra. Claro que irías. Porque si sentís que encontraste eso, no vas a soltar fácil. Vas a arder con cada excusa, vas a suplicar con los ojos, a romperte los nudillos golpeando puertas que tal vez ya no se abren. Porque no es solo amor, es la idea de que si lo perdés, perdés también una parte de vos. Y entonces gritás. Luchás. Aunque a veces eso duela más que rendirse.

Y es que cuando creemos haber encontrado a esa persona, luchamos como si el amor no se terminara.
Como si el corazón, una vez entregado, no pudiera ser devuelto sin consecuencias.

Pero a veces, el mito se cae. Y vos quedás ahí, recogiendo pedacitos de lo que creíste que era destino y no fue más que una coincidencia sostenida por deseo.



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Despedida.

Entonces llovía, y entonces el mundo había perdido total y completamente el sentido. Si a él no le importaba, por qué iba a importarme a mi?...