Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino.
Imaginan que como antes no se conocían,
nada había sucedido entre ellos.
Pero ¿que decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?
Me gustaría preguntarles si no recuerdan,
quizás en un encuentro frente a frente alguna vez
en una puerta giratoria, o algún "lo siento",
o el sonido de "disculpe, equivocado" en el teléfono,
pero conozco su respuesta. No recuerdan.
Se sorprenderían de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino y que conteniendo la risa se apartaba a un lado.
Hubo signos, señales,
pero que se puede hacer si no eran comprensibles.
Hubo algo perdido y encontrado.
Hubo picaportes y timbres en los que un tacto,
se sobrepuso a otro tacto.
Valijas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño,
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.
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