Fuera de vos.

Hace tres años un día como hoy,

me levante como todas las mañanas,

y al notar tu ausencia pregunté donde estabas.

Nadie supo decirme en concreto a donde habías ido.

Mas que respuestas vagas sin sentido no logré obtener.

Me encaminé hacia el baño, para lavar mis dientes y mi cara,

como solía hacerlo todos los días.

Al llegar a la habitación, note algo inusual. 

Algo no estaba en su lugar.

Observé detenidamente, y el paisaje no era prometedor.

Cajones tirados en el suelo, vacíos.

Perchas descolgadas sin la ropa en su lugar.

¿Donde está? Pregunte alzando lo mas fuerte que podía mi voz.

El silencio respondió.

Corrí desesperadamente hacia el placard, 

rogando que lo que pensaba no fuese cierto.

Pero los peores temores se concretaron, la maleta ya no estaba allí.

Me senté en la cama, sin saber que decir, intentando no derramar lágrimas.

Pasados los minutos la cerradura de la puerta se hizo escuchar.

Entraste a la habitación donde yo estaba, te sentaste a mi lado,

me tomaste de la mano y dijiste que debías irte.

Que me amabas, pero que ya no podías permanecer aquí, que no eras feliz.

Te rogué que te quedaras. Te supliqué que no me abandonaras.

Pero todo aquello fue en vano. 

Canjeaste mi llanto, por una sonrisa que no era la mía.

Canjeaste la tristeza en mi vida, por la felicidad en la tuya.

Tantas cosas que quisiera decirte, tantas cosas que me gustaría callar.

Pero acá estoy, como todos los años en este día. Esperandote.