sábado, 18 de junio de 2011

Un corazón no se para sin razón.

Soñando despierta.
Los colores se distorcionan,
los azules se vuelven verdes.
Y los rojos traen desgracias y no pasiones.
Nada de lo que veo esta definido.
Me paro, no se donde estoy.
Se que te busco incansablemente.
El callejón, no tiene salida.
Grito tu nombre.
La neblina no me deja distinguir por donde voy.
Mi alma te aclama con desesperación.
Pero mi razón ni siquiera sabe si sos real.
Humedad. Liquido. Miro mi mano.
Una gota brillante rueda por mi mano.
Comienza a llover.
Un ruido detrás de mi. Siento miedo, y yo solo te busco en la oscuridad.
Algo toca mi hombro, me sobresalto y giro sobre mi misma.
Tus labios sobre los mios. La calidez en el frío.
La luz en la oscuridad.
"Todo va a estar bien" me dijiste.
Abro los ojos, la soledad de mi habitación. Ya no estabas allí.

No hay comentarios:

Los fantasmas que siempre fuimos.

Tenía catorce años y el mundo todavía era un borrador. No sabía nada del amor, pero creía que ignorar un mensaje podía hacerme sentir más ...